Todos alguna vez hemos sentido que somos obsesivos con algo en particular, cosas como la limpieza, el orden, o contar todo estrictamente. Es ahí cuando cuándo muchos se habrán preguntado: ¿será que tengo algún TOC?
¿Qué es el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)?
El trastorno obsesivo compulsivo tiene dos características básicas que le dan nombre al mismo, que son: las obsesiones y las compulsiones.
Qué son las obsesiones y las compulsiones
Las obsesiones se definen en general como: pensamientos repetitivos, intrusivos, y muy difíciles de controlar. Mientras que las compulsiones se definen en general como: acciones repetitivas e impulsivas consideradas de vital importancia, y que también son muy difíciles de controlar.
Los tipos de TOC’s más frecuentes
Las obsesiones más frecuentes suelen rondar en preocupaciones relacionadas con: la contaminación; dañarse a uno mismo o una misma, o a los demás; precisión o simetría; o por ahorrar. Cada una combinada con sus correspondientes compulsiones, tales como: Lavar, bañarse; Comprobar; Ordenar; o Acaparar.
Pongamos un ejemplo sencillo, supongamos que yo padezco este trastorno y tengo una especial preocupación con que mi casa no es lo suficientemente segura y creo que me van a robar en cualquier momento. Este pensamiento se convierte en una obsesión a tal punto que aparece en mi mente una y otra y otra vez, no importa donde esté o lo que esté haciendo -por eso es repetitivo e intrusivo-. Para remediar esto, genero un comportamiento -una especie de ritual-, donde chequeo cada una de las cerraduras de la casa. Pero a esto no lo hago un par de veces, lo hago 20, 30 veces o más.
Y aquí empiezan a surgir las preguntas: ¿por qué una persona con TOC tiene que repetir un ritual semejante cantidad de veces? Y, ¿qué une a la obsesión y la compulsión? Bueno, esas dos preguntas se responden con una sola palabra: ansiedad.
La psicología de una persona con TOC
La obsesión en una persona con TOC le genera ansiedad, es decir, cree que algo malo va a pasar sin que la amenaza esté presente. Esto deriva en la generación de comportamientos específicos para aliviar dicha ansiedad, en el trastorno obsesivo compulsivo serían, justamente, las compulsiones.
El problema es que la ansiedad en el trastorno obsesivo compulsivo nunca se termina de descargar, lo cuál las empuja a un bucle que repiten todo el tiempo. Es decir, las obsesiones generan ansiedad, que generan a su vez compulsiones. Pero como la descarga de ansiedad es insuficiente, hace que las personas vuelvan al inicio, si, a las obsesiones. Y así, el ciclo empieza de nuevo.
Esto se entiende mejor con el ejemplo que les hablaba. Yo tengo esta obsesión de que mi casa no es segura y que me van a robar, eso me hace sentir ansioso, y por ende, me hace tener estas compulsiones de tener que chequear todo. Pero como cada vez que chequeo descargo solo un poco de ansiedad, me sigo sintiendo ansioso y preocupado. Esto me devuelve a mi obsesión, es decir, sigo pensando que mi casa no es segura, que no revise correctamente, que algo me olvidé y tengo que ir a revisar todo de nuevo, así hasta hacerlo 20 o 30 veces.
E incluso, aun cuando ya terminé, sigo pensando en eso y aunque al final no hay haya pasado nada, no me digo a mismo: “bueno, me parece que exageré, si no hubiera chequeado tantas veces igual hubiera estado todo bien”. No, todo lo contrario, más bien diría: “si yo no hubiera chequeado todo tantas veces, de seguro algo malo hubiera pasado”. Ergo, sigo retroalimentando y reforzando todo ese ciclo.
Las partes del cerebro involucradas en el Trastorno Obsesivo Compulsivo
Este bucle lo forman un conjunto de estructuras en nuestro cerebro llamado: cortico-striatal-thalamic-cortical loop. Y no, no tengo ni idea de cómo se traduce eso, pero si puedo enseñarles cómo es.
El mismo está compuesto por: la corteza, que es la parte que tiene todo esos pliegues y que es donde se aloja nuestro sentido percepción de lo que pasa a nuestro alrededor; el cuerpo estriado, que se involucra en qué acciones ejecuta o no; y el tálamo, una suerte de puerta sensorial, que decide que señales provenientes de nuestros sentidos pasan a la corteza, o no. El problema en estas estructuras estaría en que no se comunicarían de forma correcta, generando este bucle entre las obsesiones y las compulsiones.
En todo esto último radica la principal diferencia entre las personas que tienen realmente un trastorno obsesivo compulsivo y quienes simplemente son muy meticulosos. Una persona meticulosa puede repetir este ciclo 3 o 4 veces y ya, después siguen su vida con normalidad. Una persona con TOC no, el trastorno les ocupa tanto tiempo y energía que le impide llevar una vida normal, a tal punto que tener una vida social, laboral, etc., es realmente un desafío.
Uno de los casos más emblemáticos que ilustra esto es el de Howard Hughes, magnate y visionario del mundo de la aviación, quien padecía trastorno obsesivo compulsivo y quién, si, así es, fue parodiado en los Simpsons por el Señor Burns. Su padecimiento por este trastorno era tal que en sus últimos años vivía recluido, a tal punto, que se solo se comunicaba con su esposa por teléfono. Si se lo estaban preguntando: si, vivían en la misma casa.
Fuentes:
- The Science & Treatment of Obsessive Compulsive Disorder (OCD) | Huberman Lab Podcast #78
- https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(02)09620-4/fulltext
- https://en.wikipedia.org/wiki/Striatum
- https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7370844/
- https://medlineplus.gov/obsessivecompulsivedisorder.html
Franco Raya
Estudiante de Psicología – Creador de Brainials