Hablar de los efectos del cannbis en el cerebro da para largo, pero en este artículo me centraré en algunas cosas específicas sobre cómo el cerebro impacta en el cerebro y nuestro cuerpo, y cómo es que provoca sus efectos.
Qué es la cannabis (marihuana)
La marihuana es una sustancia psicoactiva que se obtiene directamente del cannabis. Y se estarán preguntando: ¿qué deominos es una sustancia psicoactiva? En palabras simples, son todas aquellas capaces de alterar la forma en que funciona nuestro cerebro.
Cómo afecta el cannabis nuestro cerebro
Ahora bien, ¿cómo es que el cannabis logra afectar a nuestro cerebro? Bueno, eso lo logra mediante el THC o tetrahydrocannabinol, (más precisamente: delta-9-tetrahydrocannabinol). El THC es el que se encuentra dentro de la marihuana y es el principal compuesto que produce sus efectos, y a mayor concentración de THC, mayor potencia psicoactiva, aunque hay que decir también depende del balance con otras sustancias como el CBD o cannabidiol.
¿Y qué pasa exactamente cuando el THC se mente en nuestros cerebros y cuáles son esos efectos? Bueno, la respuesta a esta pregunta está en: el sistema endocannabinoide y el sistema de recompensa.
Qué es y cómo funciona el sistema endocannabinoide
Vamos con el primero. En nuestro cerebro existen un grupo de neuronas que sintetizan y utilizan sustancias similares a las que se encuentran en el cannabis llamadas: endocannabinoides. De ahí proviene su nombre: “sistema endocannabinoide”, e interviene en múltiples funciones, y para conocer cómo es que afecta el cannabis nuestro cerebro, es necesario hablar brevemente este sistema.
Voy a poner un ejemplo utilizando la clásica metáfora de la llave y la cerradura para explicarles cómo funciona. Cuando nos sentimos estresados, por ejemplo, este grupo de neuronas liberan endocannabinoides, que serían las llaves, hacia otras neuronas que tienen unos receptores conocidos como: CB1 y CB2, que ocuparían el rol de cerraduras. Y tal como una llave que abre un candado, los endocannabinoides se unen a estos receptores abriéndose paso hacia el interior de la neurona logrando como resultado final una respuesta, que en este caso será bajar los niveles de estrés.
De la misma forma, el sistema endocannabinoide ayuda a regular muchas otras funciones tales como el movimiento, la memoria a corto plazo, la toma de decisiones, el hambre, el dolor, el estado de ánimo y el sueño. Es decir, este sistema cumple esa función de regulador tratando de que estemos, digamos, en “equilibrio”. Si hay estrés, bajar el estrés. Si hay dolor, bajar el dolor, etc., etc.
Hasta aquí estamos bien, pero ¿qué pasa cuando el cannabis, la marihuana, se mete en el medio? A diferencia de los endocannabinoides, el THC puede provocar múltiples efectos a la vez que varían de persona en persona, lo cual lo hace algo impredecible. Estos efectos son:
- Relajación o euforia,
- Torpeza en los movimientos,
- Incremento de la sensibilidad y la creatividad,
- Empatía,
- Aumento del apetito,
- Aumento del deseo sexual,
- Alteración de la memoria a corto plazo
- Alteración de la percepción.
Pero, ¿Por qué son tantos y tan variados sus efectos? En primer lugar porque el sistema endocannabinoide está en diferentes áreas del cerebro y del cuerpo. Y en segundo lugar, porque el THC funciona como una llave universal capaz de abrir múltiples cerraduras en simultaneo. Esto da como resultado que el sistema endocannabinoide se active en todos esos lugares al mismo tiempo produciendo una amplia variedad de efectos.
Vale la pena recalcar esto porque no es un dato menor. Los endocannabinoides que producimos internamente intervienen puntualmente cuando son liberados por este sistema, mientras que el THC no. Es decir, que si consumimos marihuana para bajar el estrés, por ejemplo, que sepamos que no va a ser el único efecto que conseguiremos.
Siguiendo en la misma línea, otra característica interesante es que este sistema es muy controlado. Acorde a la doctora Ruth Ross, el sistema endocannabinoide funciona de tal manera que no se permite así mismo sobrepasarse, por lo tanto, al inyectar THC proveniente de la marihuana, el mismo reduce su producción de endocannabinoides ya que el THC está ocupando su lugar. Es como que el sistema endocannabinoide dice: “acá no puede entrar dos llaves al mismo tiempo, es solo una”.
Lo curioso es que, si se consume regularmente THC, este sistema producirá cada vez menos endocannabinoides al punto de que no liberará este compuesto ante situaciones donde usualmente lo hace. ¿Por qué? Porque el sistema ha sido regulado por una fuente externa, por lo tanto, necesita de esa fuente externa (THC) para regularse. ¿Qué suele crear esto? dependecia.
Dependencia y cannabis
Si bien los problemas con esta sustancia dependerán de muchos factores, entre ellos, la edad de inicio y la frecuencia de consumo, aproximadamente solo el 9% de los consumidores tendrá problemas de dependencia. Aunque este riesgo sube al 17% cuando el consumo arranca en la adolescencia, pero se vuelve cada vez menos probable cuando el inicio es entre los 25 años. Ahora bien, si el consumo es ocasional las probabilidades pueden variar entre un 2% y un 6%, pero si el consumo es diario y varias veces al día, el riesgo aumenta hasta un 50%.
Cómo afecta el cannabis al sistema de recompensa
Hablar de dependencia en estos casos hace necesario hablar del sistema de recompensa. Esta es la segunda gran área donde el THC mete sus narices si intentamos entender cómo afecta el cannabis al cerebro. Hablar de esto requiere una sección aparte, por lo que solo me enfocaré brevemente en cómo lo afecta el cannabis. Si quieren saber más sobre qué es y cómo funciona el sistema de recompensa, pueden visitar el artículo que hicimos en este link. También pueden ver el video que hicimos aquí abajo.
Al igual que la mayoría de las drogas, el THC proveniente de la marihuana estimula las neuronas del sistema de recompensa del cerebro. Esto logra que se libere dopamina en grandes cantidades desde el área tegmental ventral hacia el núcleo accumbens.
Esta sobreabundancia de dopamina en estas regiones consigue que la misma se degrade más lentamente, por ende, hace que sus efectos sean más prolongados y, también, contribuye fuertemente a las propiedades adictivas de la misma. Por otro lado, la amígdala cumple un rol fundamental en la valoración emocional de determinados estímulos al momento del aprendizaje sobre el consumo de estas sustancias.
Si, ya sé, imagino que estarás diciendo: ¿Qué carajo quisiste decir con todo eso? En palabras más simples, ese exceso de dopamina puede empujar a nuestro cerebro a decirse a sí mismo: Estas sensaciones que produce esta sustancia son muy agradables, hay que conseguir más. Esto, más otros factores, son los que producirían una adicción.
Y hablando de efectos poco deseables, hay que decir que, en ocasiones, el cannabis puede producir efectos algo desagradables, aunque raramente catastróficos. Los efectos no deseados más frecuentes pueden ser:
- Aumento del ritmo cardíaco,
- Cansancio,
- Paranoia,
- Ansiedad,
- Depresión,
- Irritabilidad,
- Incremento del apetito,
- Vómitos,
- Pérdida del conocimiento por una caída de la presión arterial.
Por otro lado, el consumo a una edad temprana, particularmente en la adolescencia de forma regular, puede causar daños cognitivos a largo plazo, tales como: deterioro de la memoria, la atención y el aprendizaje verbal, anomalías en la corteza cerebral y el sistema de recompensa.
¿Y esos son todos los riesgos asociados? Mmmm, no. Hay muchos otros más, como los hay también grandes usos terapéuticos que se le han encontrado al cannabis. Si quieren investigar sobre esto, lo cual se los recomiendo, les dejo algunos links aquí abajo entre las fuentes.
Créditos de imagen sistema endocannabinoide: www.bedrocan.com
Franco Raya
Estudiante de Psicología – Creador de Brainials